La probabilidad de ser atropellado por un coche es pequeña, pero existe. De hecho, en las ciudades y carreteras españolas se producen en torno a 40 atropellos diarios:
Según cifras oficiales de la DGT, en el año 2019 fueron 14 402 las personas atropelladas. De ellas, 1688 requirieron ser hospitalizadas y 381 fallecieron.
El resto de los atropellados sufrieron lesiones de mayor o menor importancia, la mayoría de las cuales requirieron posteriores cuidados médicos ambulatorios.
Por tanto, nadie está libre de verse envuelto en uno de estos accidentes, bien como víctima o como familiar de la víctima. Veamos cómo actuar para garantizarnos el resarcimiento de los daños causados, porque has de saber que un seguro de hogar familiar protege fuera del domicilio.
Es el seguro del automóvil del causante del atropello el que debe responder de todos los gastos e indemnizaciones ocasionados a la víctima.
Es decir, el primer paso es reclamar a la compañía aseguradora del vehículo. Aquí pueden ocurrir varias cosas:
Analicemos cada una de estas posibles situaciones:
En el primer caso, al haber conformidad, a la víctima no se le presentará ningún problema económico.
Pero en el segundo y en el tercer supuesto, la persona que ha sido atropellada tendrá que intentar hacer valer sus derechos por la vía judicial.
Y en el cuarto supuesto, deberá dirigir la reclamación al Consorcio de Compensación del Seguro.
En este caso particular, también puede ocurrir que la víctima no esté satisfecha con las indemnizaciones o que el Consorcio la considere como causante del atropello, con lo cual la única salida sería, como en los otros dos supuestos, la judicial.
Y la alternativa judicial acarrea el adelanto de cuantiosos gastos correspondientes a la contratación de abogado y procurador, así como la posibilidad de tener que afrontar todas las costas generadas si se pierde el juicio.
Es aquí donde entra en juego el seguro del hogar: muy poca gente conoce que estos seguros incluyen una cobertura de defensa jurídica, con atención legal telefónica inmediata, y que esta cobertura no se circunscribe solo a nuestro hogar, sino que nos protege jurídicamente en siniestros acaecidos fuera de él.
Es decir, en caso de atropello, si nos encontramos con problemas que exijan asesoramiento o acciones jurídicas efectivas, todos los convivientes del domicilio asegurado están cubiertos por nuestro seguro de hogar.
Además de la cobertura de defensa jurídica que podría sacarnos de apuros en un hipotético atropello, no debemos olvidar que el precio de una póliza de seguro de hogar, para una vivienda de unos 100 metros cuadrados, se sitúa entre los 250 y los 300 euros anuales.
A cambio, nos cubre ante cualquier incidente que podamos sufrir en nuestro domicilio: robos, incendios, roturas, inundaciones, filtraciones, pérdidas de llaves, etc.
Igualmente, quedan cubiertos los daños que los siniestros ocurridos en nuestro domicilio produzcan a terceras personas. Y eso sin contar con los servicios asistenciales en el propio hogar y el asesoramiento telefónico en cuestiones médicas, veterinarias e informáticas.
Así que, si aún no tienes tu seguro de hogar, nuestro consejo es que lo contrates cuanto antes: el coste diario corresponde a poco más de la mitad del precio de un café.
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