Día sí y otro también uno de nuestros abogados tiene -al respecto de los recibos de taxi– una conversación como la que sigue con un cliente.
ABOGADO: He calculado la indemnización que vamos a reclamar por las lesiones que te reflejó el médico forense en el informe, Serán 19.500 euros.
CLIENTE: Está muy bien.
ABOGADO: ¿Tienes algún gasto que haya que incluir en la reclamación?
CLIENTE: Sí, tengo unos recibos de taxi (y mientras dice esto, el señor mete la mano en una bolsa y extrae como unos doscientos recibos de taxi, sin doblar, con números de serie correlativos, todos de la misma licencia, hechos con el mismo boli y por el mismo importe). Los sumé y hacen 2.400 euros.
ABOGADO: Esto no te lo van a pagar. De hecho, podrían incluso imputarte por un delito de estafa.
CLIENTE: Pues mi amigo el taxista (que se ve que estudió derecho también) dice que conoce al menos tres personas a las que se los pagaron.
Y de ahí no se baja, obligándote a escoger entre perder su confianza y no reclamarlos o presentarlos en el juzgado y conseguir (en el mejor de los casos) que el juez considere que respecto a las lesiones el accidentado a buen seguro también mienta y le acabe concediendo una indemnización de menos de la mitad de lo que reclamábamos.
Los recibos de taxi que hayan utilizado para acudir al médico o cualquier otro desplazamiento necesario para su curación, se pueden reclamar a la compañía de seguros como gastos derivados del accidente de tráfico. Para ello es preciso que conste en el ticket la licencia del taxista, la fecha, y sobre todo el trayecto realizado (no vale de Santa Cruz a la Laguna, sino que debe poner la dirección de recogida y el nombre del centro hospitalario al que vamos o del que volvemos). Son preferibles, para no tener problemas con el cobro, los recibos de taxi impresos mecánicamente que algunos profesionales ya tienen en sus vehículos. Y desde luego, no coja siempre el mismo taxi, ni aunque el taxista sea su mejor amigo.
He visto indemnizaciones malograrse porque el cliente se empecina en colar gastos ficticios, que para colmo comparativamente con la cantidad reclamada por lesiones son una auténtica miseria. He visto jueces que -en mitad de un juicio que teníamos ganado- han levantado la cabeza con un mosqueo monumental a la que han visto aparecer un taco entero de recibos de taxi, para acto seguido empezar a hacer correcciones en las notas que había tomado respecto a la cantidad reclamada. Comprendan todos aquellos que tengan un amigo taxista que los jueces no nacieron ayer, y que difícilmente alguien que dice haberse quedado sin trabajo a consecuencia de un accidente de tráfico se gastará el equivalente a tres meses de salario en hacer sus trayectos en taxi, ni que -qué casualidad- su amigo el taxista siempre estaba libre para llevarle y recogerle.
Fuente: FM Abogados
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